-Los hombres oyen peor que las mujeres. Y los adultos negros tienen mejor oído que los blancos. Las mujeres jóvenes, blancas y de clase media son las que tienen más riesgo de padecer otoclerosis, y los cambios hormonales durante el embarazo pueden provocar que empeore.
-Una mañana, al levantaros, podéis descubrir que habéis dejado de oír. Tal vez estéis experimentando una pérdida de audición sonsorineural repentina, más comúnmente conocida como sordera súbita. Se define como la pérdida de la audición de un oído que se desarrolla en 72 horas o menos. En un tercio de los casos, el paciente recupera la audición y en otro tercio de ellos mejora ligeramente. Pero la tercera parte restante de las personas que experimentan sordera súbita pierde ese oído. ¿Motivos? Señal de que quizá padeces la enfermedad de Ménière o un neuroma del acústico. También puede ser un signo de enfermedad autoinmune del oído interno, afección inflamatoria del oído en la que el sistema inmunológico del organismo actúa atacando por error a las células del oído interno.
-Los fumadores tienen un 70 % más de probabilidades de sufrir pérdidas auditivas que los no fumadores, y vivir con un fumador multiplica por dos el riesgo de pérdida de audición.
-Oír cosas que en realidad nadie más oye no es tan infrecuente como creemos. Hay muchos motivos por los cuales podemos sufrir ilusiones auditivas, sin necesidad de que seamos esquizofrénicos: trastornos graves, como la demencia de cuerpos de Lewy (DCL) o la demencia en la enfermedad de Parkinson. Todavía no se sabe con certeza si estas enfermedades neurodegenerativas son las cusas de las alucinaciones auditivas o lo son los medicamentos que se usan para tratarlas.
-La pérdida de capacidad auditiva acostumbra a ser tan gradual que apenas nos daremos cuenta, hasta que de repente nos veamos obligados a mirar el movimiento de los labios de la persona con la que hablamos para saber qué dice. Esta pérdida de audición, médicamente conocida como presbicusis, es más frecuente en las personas mayores de sesenta años, pero también puede darse en la gente joven. Por ejemplo, como señal de otoclerosis: una enfermedad que puede empezar a manifestarse antes de los veinte años. Tal y como señala Joan Liebmann-Smith en Escucha tu cuerpo, hay otros motivos para perder el oído:
Además, la pérdida paulatina de la capacidad auditiva puede servir de llamada de atención sobre diversos trastornos médicos, entre ellos el hipotirodismo, la artritis reumatoide, la diabetes y algunas enfermedades del riñón. La pérdida de la capacidad auditiva en un oído (especialmente si se siente pitidos y mareos) puede ser señal de neuroma acústico, tumor en el nervio que controla la audición. No es canceroso pero puede ser mortal.
-Cada vez hay más personas que oyen pero que no entienden lo que se les dice: sólo registran los sonidos graves. Cada vez hay más casos de acúfenos: una enfermedad infernal en la que todo el día y toda la noche, sin interrupción, se genera un ruido agudo o grave (booo o piii) en el oído.
-Las razones para el nacimiento de esta nueva generación de sordos son diversas, como el ruido ambiental de las grandes ciudades: el tráfico rodado puede alcanzar 80 decibelios, cuando el límite fisiológico tolerable es de 60 decibelios. Pero el motivo principal estriba en los reproductores de mp3 y los auriculares que se introducen en la oreja, a diferencia de los clásicos que funcionaban a través de los mecanismos externos envueltos de espuma. Un reproductor de mp3 puede llegar a alcanzar hasta 150 decibelios. Y el volumen medio al que se escucha la música (le rock, por ejemplo, es más perjudicial que la música clásica) es de 90 y hasta 100 decibelios.
-¿Cuál es la población del mundo que oye mejor? Los nativos de la selva, los agricultores que trabajan solos y los monjes que viven en silencio. El silencio es el mejor amigo del oído.
Más información | Nos estamos quedando sordos
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