La alta concentración de fructosa del jarabe de maíz estimula el crecimiento de tumores cancerosos, según sugiere un nuevo estudio.
Al menos es lo que sucede en ratones: los que bebieron el equivalente a una lata de refresco al día respecto a los que bebieron agua.
¿Y los humanos?
Un equipo de investigadores modificó genéticamente ratones para desarrollar cáncer intestinal. Esto se hizo eliminando el gen que regula el crecimiento y la muerte de sus células intestinales, asegurando que los roedores desarrollen la enfermedad rápidamente.
Así pues, todos los ratones en el estudio estaban predispuestos a desarrollar cáncer, por lo que se desconoce si el jarabe de maíz tuvo algún efecto sobre la tasa a la que contrajeron la enfermedad. Los resultados pueden ser aplicables a los humanos, pero es demasiado pronto para decirlo con certeza.
Según explica el investigador principal de este estudio, Jihye Yun, del Baylor College of Medicine in Houston:
Estos resultados sugieren que cuando los animales tienen una etapa temprana de tumores en los intestinos, lo que puede ocurrir en muchos humanos adultos jóvenes por casualidad y sin previo aviso, el consumo de cantidades modestas de jarabe de maíz con alto contenido de fructosa en forma líquida puede aumentar el crecimiento y la progresión del tumor independientemente de la obesidad. Se necesita más investigación para traducir estos descubrimientos a las personas; sin embargo, nuestros hallazgos en modelos animales sugieren que el consumo crónico de bebidas azucaradas puede acortar el tiempo que tarda el cáncer en desarrollarse.
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