Muchos de los remedios que se prescriben para tratar o prevenir el resfriado o la gripe no tienen base científica sólida. De hecho, los investigadores médicos sólo están empezando a desentrañar la amplia gama de factores que afectan a nuestra susceptibilidad a contraer una infección.
Recientes investigadores parecen que sugieren que nuestro reloj biológico (todos los seres vivos tenemos un cronómetro interno que dirige los procesos fisiológicos y las conductas que el organismo lleva a cabo de manera periódica y en un tiempo determinado) tiene un importante papel en cómo y cuándo somos infectados.
El ataque de los virus
¿Qué sucede cuando un virus se encuentra con una célula? En primer lugar, tiene que entrar por una barrera protectora llamada la membrana celular. Entonces debe secuestrar el interior de la célula "huésped" para subvertir y desviar todos los recursos para copiarse millones de veces. Una vez que se forma un ejército de clones idénticos, la célula se destruye en el proceso.
Nuestro sistema inmune contrarresta los organismos invasores e invoca mecanismos para detener la entrada de virus, la replicación y la propagación. Este sistema de defensa no solo trabaja en el nivel de las células individuales, sino también en tejidos especializados del cuerpo.
Y ¿qué tiene que ver nuestro reloj biológico en toda esta batalla microscópica? Nuestro reloj biológico funciona gracias a las reacciones químicas y los interruptores genéticos que controlan rítmicamente miles de genes en las células. Dado que nuestras células son fábricas en miniatura, el virus es menos probable que tenga éxito cuando la línea de producción está parada.
Esto es lo que hemos probado en el laboratorio, mediante la infección de células y ratones en diferentes momentos del día. Se encontró que los virus son menos capaces de infectar por la tarde. Por el contrario, por la mañana temprano, nuestras células son zonas de actividad biosintética, al menos desde el punto de vista del virus. Por lo tanto, si un virus trata de hacerse cargo de una célula al amanecer, es mucho más probable que tenga éxito, y se extendienda rápidamente.
Cuidado con el jet lag
Esta vulnerabilidad también aparece cuando alteramos nuestro reloj biológico. Por ejemplo, cuando viajamos muchos husos horarios por el planeta Tierra y se los días y las noches se alteran, produciéndose lo que popularmente se conoce como jet lag.
Esta vulnerabilidad, pues, tiene lugar durante el jet lag, pero también en otros momentos en los que alteramos los ritmos biológicos, como al hacer turnos nocturnos y diurnos en el trabajo. Por ejemplo, ya sabemos los trabajadores por turnos son más propensos a contraer infecciones.
¿De qué sirve todo esto para evitar infecciones a nivel global? Por ejemplo, adaptando las vacunas a dosis por la mañana, cuando el cuerpo es más proclive a ser infectado, como sugiere un estudio realizado por un equipo de la Universidad de Birmingham.
Otra opción sería evitar ir a trabajar por las mañanas, y quedarse en casa, para así evitar el contacto con posibles portadores de virus. Por la tarde ya estaríamos más fortalecidos para evitar la infección. Probablemente será una estrategia más eficaz que atiborrarse a vitamina C u otros complementos vitamínicos o remedios naturales.
Vía | TheConversation