La combinación de una dieta desequilibrada debido a la falta de tiempo y al estrés de la ida moderna con una obsesión por la salud ha generado pingües beneficios a las marcas que comercializan suplementos vitamínicos.
Pero ¿realmente sirven para algo?
Las vitaminas son compuestos orgánicos esenciales que somos capaces de sintetizar, por lo que estamos obligados a ingerirlas para prevenir posibles desórdenes metabólicos.
Su déficit, en el pasado, provocaba trastornos como el escorbuto, el beriberi o la pelagra, por ejemplo. Hoy en día, en los países del tercer mundo, estos trastornos son anecdóticos, pero los pacientes de edades avanzadas son propensos a padecer deficiencias de determinadas vitaminas, como la D y la B12.
Asimismo, una ingesta inadecuada de vitaminas tiene un factor de riesgo que puede desarrollar enfermedades cardiovasculares, osteoporosis y otras. Es decir, que debemos ser cuidadosos a la hora de escoger los alimentos que ingerimos diariamente para nutrirnos lo mejor posible de las vitaminas necesarias. Así pues ¿es posible una ayuda? ¿Consumir suplementos vitamínicos eliminaría nuestras carencias?
A pesar de que estos suplementos se dispensan en farmacias, no existe bibliografía médica alguna que aporte conclusiones sólidas sobre las ventajas de consumir suplementos vitamínicos cuando se está siguiendo una dieta adecuada.
Por si esto fuera poco, hay muchos países que no han regulado estos suplementos convenientemente y muchos fabricantes elaboran preparados que prometen toda clase de milagros, desde un aumento de la capacidad intelectual hasta el retraso del envejecimiento.
Tampoco hay normas que regulen su composición ni su proceso de fabricación, hasta el punto de que no existe ningún sistema de control que garantice la efectividad de estos productos.
Aún así en España se consumieron en 2008 más de cuatro millones de envases de estos productos por un valor de más de 27 millones de euros. No todos, por supuesto, se compraron como medicamentos. Muchos de ellos se adquirieren también en forma de alimentos enriquecidos.
Sea como sea, la demanda es cada día mayor. Como siempre la falta de información rigurosa sirve como canalizador de un consumo que en algunos casos puede resultar muy dañino para el organismo.
Por su parte, la jefa de la sección de Nutrición del Hospital Central de Asturias, Pilar Enterría, considera que, aunque “se ha generalizado el concepto de que tomando suplementos de vitaminas se está más sano y se previenen enfermedades, lo único realmente probado es que una alimentación variada se acompaña de un mejor estado de salud y previene diversas patologías.
A su juicio, esto se debe a que los nutrientes presentes en los alimentos tienen propiedades que se complementan, “y el efecto de los suplementos de vitaminas en forma de pastillas no es el mismo”. Además, advierte de que tomar suplementos “puede hacer pensar a la gente, y de hecho así es en la mayoría de los casos, que están teniendo unos hábitos sanos y descuidan la dieta”.
Así pues, preocupaos más de llevar una dieta equilibrada y no de confiar en que vuestros excesos o carencias serán resueltos por pastillas supervitaminadas.
Vía | Las mentiras de la ciencia de Dan Agin
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