El trabajo por turnos nocturnos, a pesar de que suele estar asociado a una compensación económica, acarrea muchos problemas de salud que afectan a la memoria, la cognición, el colesterol, la presión arterial, los desórdenes anímicos, la infertilidad y a un mayor riesgo de ataque cardíaco. Y también de cáncer.
Uno de los estudios más importantes al respecto se llevó a cabo con las 78.500 mujeres del Nurses´ Health Study, que sugirió que las enfermeras que habían trabajado en el turno nocturno durante diez años tenían un 60 % más de riesgo de padecer cáncer de mama y un mayor riesgo de padecer cáncer de colon en comparación con las que no trabajaron de noche.
No es el único estudio al respecto con muestras grandes, según explica Jennifer Ackerman en su libro Un día en la vida del cuerpo humano:
Unos cuantos años después, un estudio japonés realizado a más de 14.000 hombres reveló que los trabajadores que varían entre turnos de día y de noche tenían el triple de la tasa de cáncer de próstata. Y en experimentos en los ratones para recrear las condiciones de los trabajadores por turnos, el crecimiento de tumores se acelera.
Si ignora la razón de que exista esta fuerte correlación entre cáncer y el trabajo por turnos, aunque una posible respuesta la arroja un estudio de 2006 realizado por William Hrusheky y su colega Patricia Wood:
mostraron que los genes del reloj del cuerpo “encierran”, o regulan, las enzimas que controlan la síntesis del ADN, la división celular y la formación de los vasos sanguíneos tanto en los tejidos normales de los intestinos y la médula ósea como, en diferentes momentos, el tejido canceroso.
La exposición a luz artificial durante la noche, aunque ya estemos en la cama durmiendo, también disminuye la producción de melatonina, lo cual espolea el crecimiento tumoral. De hecho, la invención de la luz eléctrica incluso se ha asociado a la epidemia de obesidad.
Sin contar, además, los accidentes asociados a los turnos nocturnos cambiantes:
Cuando los trabajadores están desorientados por la disfunción circadiana y fatigados por el sueño perdido, ocurren accidentes. La explosión en la fábrica Union Carbide de Bhopal, India, en 1984, que mató a miles de personas, tuvo lugar justo después de medianoche. La crisis de 1979 en la central nuclear Three Mile Island en Pennsylvania comenzó a las 4 a.m., cuando los trabajadores que acababan de cambiar el turno de día al de la noche no se dieron cuenta de que había una válvula atascada.
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