Los hábitos alimentarios no saludables y la falta de ejercicio durante períodos prolongados de tiempo los ponen en grave riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 y disminuciones significativas en la función cerebral, como la demencia y la contracción cerebral.
Es lo que sugiere Nicolas Cherbuin, autor principal de una nueva investigación publicada en Frontiers in Neuroendocrinology: concretamente, la salud cerebral puede disminuir mucho antes de lo que se creía, debido, en gran parte, a una sociedad que promueve elecciones de estilo de vida poco saludables.
Ponerse en forma lo antes posible
Una comida rápida estándar de una hamburguesa, patatas fritas y refresco aporta aproximadamente 650 kilocalorías, la cantidad extra que la gente en todo el mundo, en promedio, consume cada día en comparación con lo que comía en la década de 1970. Comemos más que nunca. Por eso también hay más sobrepeso que nunca, y también mayores índices de diabetes tipo 2.
Según Cherbuin, el daño causado por estos hábitos es bastante irreversible una vez que la persona llega a la mediana edad, por lo que deberíamos empezar a comer de manera saludable y se ponernos en forma lo antes posible, preferiblemente en la infancia. Los esfuerzos actuales para protegerse contra el deterioro de la salud cerebral a menudo son demasiado pocos, o demasiado tarde.
El problema es que este deterioro se hace más evidente en edades avanzadas, cuando ya no hay posibilidad de hacer nada para solucionarlo o prevenirlo.
Para llegar a estas conclusiones, la investigación revisó los resultados de unos 200 estudios internacionales, incluido el proyecto Personality & Total Health (PATH) Through Life, que ha seguido la salud cerebral y el envejecimiento de más de 7 000 personas en Australia.
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