Acaban de desarrollar unos nuevos chips que son capaces de medir los niveles de los gases resultantes de la contaminación ambiental como puede ser el dióxido de nitrógeno entre otros, podrán también medir los cambios de temperatura o las irradiaciones ultravioletas. A través de los nuevos chips, el seguimiento de la contaminación urbana será mucho más efectivo ya que se pueden interconectar entre ellos, formando una red que realizará un seguimiento muy detallado de la situación medioambiental en la ciudad.
Dos particularidades son destacables en los nuevos chips, la primera, su reducido coste, unos 30 euros, una diferencia muy notable frente a los 600 euros que cuesta uno de los detectores de dióxido de nitrógeno que se emplean actualmente para realizar este tipo de control.
La segunda es la incorporación de sensores ópticos en los chips en cuestión, que son capaces de cambiar de color cuando detectan un aumento de los gases contaminantes del lugar donde se encuentran. Los cambios de color se realizan gracias a la integración de películas de colorante con un espesor inferior a los 100 nanómetros, lo que facilita un mejor contacto con el exterior así como observar la situación a simple vista.
Los sensores medioambientales serán reducidos a unos pocos centímetros, serán más eficaces y más baratos. Sin duda un gran paso, en la lucha contra la contaminación medioambiental.
Más información | CSIC