A través de la detonación de los disparos de armas de fuego, del bang bang, no solo se está empezando a detectar patrones de los lugares donde se dispara más (gracias a "orejas artificiales"), sino que se está empezando a predecir dónde sucederán los siguientes disparos.
Una forma indudablemente sorprendente de sacar partido del big data o los macrodatos.
Micrófonos y sensores
Las ciudades están cada vez más llenas de micrófocos y sensores gracias a su abaratamiento y su implementación en toda clase de dispositivos. En Oakland, California, por ejemplo, estos sensores forman parte del sistema conocido como ShotSpotter, que no solo avisa automáticamente a la policía cuando oye un disparo, sino que puede triangular la ubicación del mismo.
ShotSpotter es aún un sistema de reconocimiento caro, entre 20.000 y 30.000 dólares por año y kilómetro cuadrado, pero solo es el principio. El siguiente paso podría aprovecharse de los micrófonos de los smartphones para amplificar las orejas de las ciudades. Y es que los disparos tienen un sonido muy particular que hace que se distingan muy claramente de otros ruidos como los de los caños de escape de los autos o los fuegos artificiales.
Estos sistemas incluso pueden determinar quién disparó primero en un tiroteo, como el caso resuelto en la ciudad de Cincinnati, en Estados Unidos: el bullicio callejero se vio interrumpido por el ruido de disparos seguidos de los gritos de gente.
Testigos afirmaron ver el par, separado por unos pocos metros de distancia, disparándose mutuamente. Como los disparos ocurrieron casi simultáneamente, no saben quién tiró primero. En un intento por resolver el misterio, la policía local llamó a Robert Maher, un profesor de ingeniería eléctrica e informática de la Universidad del Estado de Montana. Basándose en el audio captado por los micrófonos de las cámaras, Maher pudo reconstruir el incidente tiro por tiro.
Predicción
Y, en lo sucesivo, incluso se podrá predecir los siguientes disparos, como explica Evgeny Morozov en su libro La locura del solucionismo tecnológico:
En lugar de detectar disparos, los sistemas más nuevos y más inteligentes detectan los sonidos que precedieron a los disparos en ocasiones pasadas. Es en esta instancia en la que hacen su aparición una vez más las técnicas e ideologías de los macrodatos, prometiendo que un análisis más amplio y profundo de los datos sobre delitos pasados puede predecir (y prevenir) delitos futuros.
Por ejemplo, el Departamento de Policía de Los Ángeles ya está empezando a usar PredPol, un software que analiza años de estadísticas previas sobre delitos de propiedad como allanamientos de morada y robo de vehículos, divide el mapa de vigilancia en zonas de 46 kilómetros cuadrados, calcula la distribución y frecuencia histórica de los delitos que se han cometido en esas zonas y finalmente informa a los oficiales de cuáles deben ser patrulladas con mayor atención.
PredPol es solo la primera de muchas tecnologías concebidas para la predicción del crimen. Con la detección de los disparos, dicha predicción alcanzará cotas inimaginables. Lo cual nos recuerda cada vez más a Minority Report.