Uno de los mayores incentivos para hacer deporte, mantener una alimentación saludable y, en general, llevar unos buenos hábitos es el qué dirán. Ése es precisamente el efecto que explotan muchas apps que publican cuándo sales a correr, y el tiempo y recorrido realizado, para que todos puedan criticarte si te has dormido en los laureles.
El otro incentivo es el dinero. Hay gimnasios gratuitos en los que solo pagas una cuota cuando faltas a clase los días que tenías adjudicados. Si sumamos ambos conceptos, podrían cobrarnos un recargo por la próxima pizza que pidamos, si no hemos cuidado convenientemente de nuestra salud.
Panóptico de salud
La idea de que si todos nos miran nos comportaremos mejor no es nueva. Ya el filósofo inglés Jeremy Bentham imaginó su Panóptico, una prisión perfectamente diseñada en la que los carceleros se ocupaban de los presos a su cargo mediante la sencilla estrategia de que estos fueran visibles sin que aquellos lo fueran a su vez.
En ese sentido, hay un vídeo de YouTube que podéis ver aquí arriba que resulta espeluznante o prometedor, según sea nuestra concepción de la tecnología del futuro, en la que se muestra a un cliente ficticio intentando pedir una pizza doble de carne a una teleoperadora que sabe demasiado sobre él.
Finalmente, le aplican un recargo de 20 dólares porque su historial médico refleja unos niveles altos de colesterol y porque es hipertenso. “Afortunadamente hemos firmado un nuevo acuerdo con su prestador de servicios de salud que nos permite venderle pizzas con doble ración de carne si renuncia a presentar en el futuro cualquier demanda por daños y perjuicios.”
Abunda en este futuro Panóptico Thomas P. Keenan en su libro Tecnosiniestro:
La chica que lo atiende por teléfono también conoce su talla de pantalones, los últimos libros que ha sacado de la biblioteca y también que ha agotado el crédito de sus tarjetas. Como golpe de gracia, le informa de que se le aplicará un remarco por zona peligrosa ya que vive en un barrio con elevados índices de criminalidad debido a un atraco reciente.
Para la mayoría de la gente este futuro tienen más pinta de distópico que de utópico, pero bien es cierto que un control tan exhaustivo de nuestra vida privada permitiría no solo mejorar nuestra salud, sino también los precios de las pólizas de seguro.
Sin embargo, el precio a pagar quizá sea la libertad de equivocarse, o de vivir, sencillamente, en función de cómo definamos la buena vida. ¿Qué os parece a vosotros? ¿Acaso los padres no hacen lo mismo con sus hijos? ¿Nuestros padres de adultos podrían ser los sensores tecnológicos y los protocolos de salud?
Ver 4 comentarios