Muchos medios de comunicación ya no son rentables económicamente hablando (mucha prensa en papel vive de subvenciones, por ejemplo), la industria cultural puede pasar en gran parte de ser compuesta por átomos a ser compuesta por bits (lo que reduce el coste marginal casi a cero y obliga a originar una escasez artificial para seguir vendiendo cada copia individualmente), la burbuja de las puntocom,
Los ejemplos de empresas, incluso tejidos industriales completos, se quedan obsoletos y tienden a desaparecer son diversos. Algunos son resilientes, otros se adaptan, otros se resisten al cambio, otros se niegan a variar ni un ápice su modelo de negocio y aspiran a que la realidad continúe adaptándose a sus necesidades.
Como ya pronosticó el economista Paul Krugman a propósito del futuro del libro electrónico: “Todo lo digitalizable será digitalizado, haciendo las obras cada vez más fáciles de copiar y más difíciles de vender”. Cuando todo eso llegue, continuar leyendo en papel tradicional quizá sea tan esnob o marginal como escuchar vinilos.
Porque la realidad es terca, inexorable, e incluso las grandes empresas tecnológicas que parecían estar destinadas a estar en la cúspide de la pirámide alimenticia, finalmente fueron heridas de muerte.
Empresas que van y vienen
Según la capitalización del mercado (calculada multiplicando el número de acciones emitidas por la compañía, por el valor de una de esas acciones) las que siguen son las empresas más valiosas del mundo a septiembre de 2020:
- Saudi Aramco.
- Microsoft.
- Apple inc.
- Amazon Inc.
- Alphabet Inc.
- Facebook.
- Alibaba Group.
- Tencent.
Muchas de estas empresas no existían hace apenas diez o veinte años. Algunos productos tecnológicos que fueron concebidos por algunas de estas grandes empresas fueron fracasos estrepitosos, como el Apple Newton, un antecesor lejano del iPhone, o el Windows Phone, llamado luego Windows Mobile, de Microsoft. O Pebble, cuyo mayor error fue no reaccionar cuando sabíamos que iba a llegar el Apple Watch.
A pesar de que un ingeniero de Kodak patentó en 1978 la primera cámara digital, esta terminó olvidada. Cuando empresas como Sony presentaron las primeras cámaras digitales comerciales a comienzos de los 80, Kodak seguía obstinada en no lanzarse a la aventura digital.
Las empresas no siempre saben adaptarse, pues, pero además suelen pueden ser muy torpes a la hora de pronosticar qué tecnologías tendrán éxito. "No hay razón para que alguien quiera un ordenador en casa” pronunciada por Ken Olson, el fundador de Digital Equipment Corp, en 1977. En 1946, Darryl Zanuck pensaba que la televisión fracasaría porque la gente “pronto se aburriría de mirar a una caja contrachapada cada noche”.
Actualmente, estos desarrollos, cambios de trono y también posibles adyacentes tecnológicos son más rápidos, inesperados, difíciles de pronosticar. La llegada de tecnologías disruptivas es más común. La inteligencia artificial lo está ponien todo patas arriba (ahí está Tencent en el número ocho del ranking...). Nos espera, pues, un futuro interesante, por imprevisible.
Aunque avances tecnológicos hacen que sea inevitable el cambio, pero existen muchas compañías que no supieron adaptarse y fallaron estrepitosamente. Existen casos tan sonados como Kodak, Nokia o Blockbuster, entre muchos otros. Aquí podéis ver diez ejemplos particularmente llamativos (e inesperados):
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