El centro de Manchester es como es, en parte, porque allí estalló una bomba del IRA. Al norte del centro, donde la reconstrucción no ha tenido lugar y la zona está repleta de edificios antiguos derruidos por el tiempo, se puso en marcha un experimento con los lugares vacíos: ofrecerlos a la asociación regional de fabricantes como futuro emplazamiento de un laboratorio para la fabricación de cosas.
Así nació el Manchester Fab Lab, el primer Fab Lab del Reino Unido.
¿Qué es un Fab Lab?
A partir de un modelo desarrollado hace una década por el Centro de Bits y Átomos de Neil Gershenfeld, el Fab Lab es una clase especial de espacio para fabricar cosas; no en vano, tales laboratorios nacieron de unas clases muy populares de Gershenfeld en el MIT tituladas “Cómo hacer (casi) de todo”.
Su forma se conseguirlo es a través de las impresoras 3D y otras tecnologías que nos están convirtiendo, a todos, en potenciales diseñadores, fabricantes, distribuidores y hasta vendedores de productos físicos. El equivalente que ya ocurre en el mundo de los bits (a través de la música, los libros, las enciclopedias como Wikipedia, etc.), trasladado al ámbito de los átomos.
Tal y como lo explica el ex editor jefe de Wired y autor de Makers: La nueva revolución industrial, Chris Anderson:
Cada Fab Lab (en el momento de escribir estas líneas hay cincuenta y cinco de ellos en diecisiete países de todo el mundo) tiene como poco un grupo mínimo de herramientas de fabricación digital: una cortadora láser, una cortadora de vinilo, una gran máquina CNC para mobiliario y una pequeña para tarjetas de circuito impreso, equipos electrónicos básicos y en ocasiones también una impresora 3-D. A veces tienen herramientas mecánicas más tradicionales, como tornos para metal y perforadoras, pero lo normal es que se centren en hacer prototipos a escala menor.
Las máquinas que suele reunir un Fab lab son :
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Una cortadora láser controlada por ordenador para ensamblar estructuras 3D a partir de partes 2D
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Una fresadora para hacer piezas medianas de muebles y de casas
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Una cortadora de vinilo para fabricar circuitos flexibles y antenas
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Una fresadora de precisión para hacer moldes tri-dimensionales
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Herramientas de programación para procesores de bajo coste
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Una máquina de prototipado rápido de tipo RepRap
A diferencia de otros espacios como Techshop en Estados Unidos, el Fab Lab inglés todavía no rezuma espíritu empresarial o crematístico y se limita a fabricar las cosas que fabricarían estudiantes locales en una clase de diseño o taller. Aquí lo más importante es la creatividad.
Y este optimismo tiene cierta lógica si tenemos en cuenta que las universidades de Manchester continúan produciendo más ingenieros que las universidades de cualquier otra ciudad del Reino Unido. Y resulta irónico que sea así, que aquí nazca un Fab Lab con tantas posibilidades, porque aquí estuvieron radicadas gran parte de las fábricas textiles que impulsaron la primera revolución industrial.
El Fab Lab ha creado ya centenares de proyectos, y eso que acaba de empezar. Pero esto es lo que sabemos: un día Manchester hizo cosas que cambiaron el mundo. Está en el agua, en el aire, entreverado en el tejido de su historia. Es posible soñar que vaya a ocurrir de nuevo en el Fab Lab. Las máquinas funcionan otra vez en el Mersey.
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