Marcapasos inspirados en el corazón de una ballena, tejidos superresistentes que imitan la tela de las arañas… Para muchos científicos, todas las preguntas de la industria tienen una misma respuesta: la naturaleza y sus cuatro mil millones de años de experiencia.
De esto se encarga la biomimética, la ciencia que estudia la naturaleza como fuente de inspiración para resolver aquellos problemas humanos que la naturaleza tiene ya resueltos. Por esta razón, la biomimética puede suponer una revolución tan grande como lo fue el hallazgo del fuego.
Existen varios ejemplos; el velcro, las aspas de los molinos, la aerodinámica de los medios de transporte, etc.
El velcro tiene su historia. Al examinar las bardanas (un cardo) pegadas a su perro tras una excursión, el ingeniero George de Mestral descubrió que sus espinas estaban unidas por ganchos minúsculos, lo que lo llevó a inventar el velcro en 1948.
La NASA fue pionera en su uso, puso velcro en botas y trajes espaciales, así como en los parches para sujetar objetos en gravedad cero. Y, más curioso aún, colocó velcro en el interior de cascos como dispositivos para rascarse la naríz.
Para crear su prototipo de coche biónico, los ingenieros de Mercedes-Benz buscaron un ejemplo en la naturaleza de un animal totalmente aerodinámico, el pez caja. A pesar de su complexión (forma de cubo), este pez tropical tiene un cuerpo hidrodinámicamente excepcional y representa un ideal aerodinámico.
Con un modelo construido según la estructura de este pez, se rebajaron todas las marcas en el túnel de viento.
El biomecánico Frank Fish ha desarrollado el diseño de hojas de turbina para molinos de viento con “tubérculos“ (nódulos) inspirados en la aleta de la ballena jorobada.
El filo ondulado de la aleta contribuye a generar fuerza en los giros.
Estas cuchillas basadas en aletas de ballena están siendo sometidas a pruebas por el Instituto Aéreo de Canadá.
Si superan los test, conseguirán generar mayor energía a menores velocidades que las cuchillas convencionales… y con menos ruido.
Un eficaz ejemplo de traslación de la energía de las ballenas a la energía eólica.
Como bien muchos sabéis, los dedos de la salamanquesa (Tarentola spp) tienen unos pelillos (6,5 millones por dedo) que se adhieren a las superficies, asegurando su fijación a paredes y techos.
El robot Stickybot es su réplica. Aunque todavía es lento, sus diseñadores esperan que sea útil en búsquedas y rescates.
Desarrollado, permitiría que una persona con un guante de ese material se sostuviese en el vacío con una sola mano pegada a una superficie.
Sin duda alguna, la naturaleza nos sigue dando lecciones a la hora de un mejor diseño, es la mejor maestra que podemos tener, solo hace falta tener los ojos bien abiertos porque en cualquier sitio o momento podemos encontrar la solución.
Vía | XLSemanal
Más información | Biomimicry. Innovation Inspired by Nature. (Janine M. Benyus)
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