Los avances en sistemas de motor han incrementado la eficiencia de los vuelos durante las últimas décadas, pero la dependencia de combustibles fósiles hace que los aviones sigan contribuyendo a las emisiones de gases de efecto invernadero.
Para resolver este problema, la NASA, junto con especialistas de la Universidad de Illinois, propone la idea del uso de fuentes de energía sostenibles en vez de combustibles fósiles para aeronaves comerciales, con la vista puesta en la introducción del hidrógeneno criogénico.
CHEETA
El Centro de Tecnologías Eléctricas Criogénicas de Alta Eficiencia para Aeronaves (CHEETA) investigará la tecnología necesaria para producir un diseño práctico totalmente eléctrico para reemplazar los sistemas convencionales de propulsión a combustibles fósiles. Aunque el proyecto aún se encuentra en su etapa conceptual, y todavía existen varios obstáculos técnicos por superar, los investigadores tienen una visión firme de la tecnología y su potencial.
Básicamente, el programa se enfoca en el desarrollo de una plataforma de avión completamente eléctrica que utiliza hidrógeno líquido criogénico como método de almacenamiento de energía.
La energía química del hidrógeno se convierte en energía eléctrica a través de una serie de celdas de combustible, que impulsan el sistema de propulsión eléctrica ultra eficiente. Los requisitos de baja temperatura del sistema de hidrógeno también brindan la oportunidad de utilizar transmisión de energía superconductora o sin pérdidas.
El proyecto CHEETA es un consorcio de ocho instituciones que incluyen el Laboratorio de Investigación de la Fuerza Aérea, Boeing Research and Technology, General Electric Global Research, la Universidad del Estado de Ohio, el Instituto de Tecnología de Massachusetts, la Universidad de Arkansas, el Instituto de Investigación de la Universidad de Dayton y el Instituto Politécnico Rensselaer.