Muchas de las apps que nos descargamos para nuestro smartphone, así como muchos de los servicios que hoy en día usamos en internet, son gratuitos. Este modelo de negocio, hace apenas una década, resultaba contraintuitivo: ¿cómo hacer un negocio sin cobrar por tus servicios? Sin embargo, este modelo se ha revelado como uno de los más lucrativos: sobre esos pilares se sustenta prácticamente todo el negocio de Google.
Los beneficios de estos servicios se obtienen de formas indirectas. Algo así como la gratuidad de un parking de unos grandes almacenes, pero mucho más intrincado. Por ejemplo, los servicios obtienen beneficios gracias a los datos que les proporcionamos, sobre todo de geolocalización.
Antes de que enarbolemos nuestra bandera de la intimidad, pensemos en cómo era la intimidad hace una década y cómo lo es ahora, y todos los beneficios que nos ha reportado ceder un poco nuestra intimidad: desde encontrar a viejos amigos hasta crear colaboraciones con desconocidos.
La cuestión es que nuestros datos no se usen para fines oscuros, no que se usen. De hecho, que se usen nuestros datos nos puede reportar también muchos beneficios como usuarios.
Las empresas y servicios en internet se granjean nuestra confianza, recaban nuestros datos, los analizan y los gestionan en su propio beneficio, pero también en beneficio de sus usuarios. Es lo que hace Google con Maps, Mail, Drive, Docs, Plus, Hangout o Youtube, por ejemplo.
Generando señales
Todos esos servicios generan señales. Señales de dónde trabajamos, dónde vivimos, a dónde vamos, cuánto tiempo pasamos allí, qué leemos, qué vemos, qué nos gusta, qué no nos gusta. Cuando le decimos a Google que estamos buscando, Google nos ayuda a encontrarlo. No vulnero mi intimidad, ni Google tampoco. El trato es abierto y voluntario, tal y como lo explica Jeff Jarvis en su libro El fin de los medios de comunicación de masas:
La próxima frontera para Google, así como para Amazon y otras innumerables empresas, desde emisoras de tarjetas de crédito hasta servicios de cupones, es acercarse a nuestras transacciones. Eso proporcionará los datos más valiosos de todos, y es una de las razones por las cuales Google y Amazon están experimentando con la entrega el mismo día de los productos comprados por internet, en oposición a muchos de los minoristas locales que se anuncian en los periódicos.
De esta forma, conectamos mejor con nuestra comunidad, nos muestran consejos publicitarios más ajustados a nuestros intereses específicos, nos sugiere donde comer, qué ver, con quién quedar. Puede ofrecerte conciertos de la música que te gusta. Poner paneles publicitarios en las calles donde haya más runners corriendo por la noche, y en esos paneles anunciar cosas que interesan a los runners. Puede enviar nuestras estadísticas al correr a amigos y otras comunidades de runners para incentivarnos a seguir corriendo.
Todo ello puede resultar un poco aterrador si nos viene de nuevo, pero también lo parecía abrirse una cuenta en Facebook o andar trajinando todo el día con un smartphone. Al poco que transcurre el tiempo, nos damos cuenta, sin embargo, de lo natural que resulta todo ello, y también nos sorprende cómo podíamos vivir antes de que llegara.
Dado que los medios de comunicación elaboramos nuevas técnicas en torno a las relaciones, en primer lugar debemos dejar de ver a las personas como masa. Tenemos que conocerlas y, a continuación, servirlas como individuos y comunidades.
Imágenes | Pixabay
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