El Insectothopter era una libélula artificial capaz de volar hasta 200 metros. Fue diseñado por Vought Corp Advanced Technology Center, en Dallas, Estados Unidos, para la CIA.
El proyecto se inició a principios de la década de 1970 y se clausuró en algún momento posterior a 1974. Estaba pintado a mano para que se pareciera lo máximo posible a una libélula.
Proyecto para el espionaje
En Plena Guerra Fría, se buscaba una opción para espiar al enemigo sin levantar sospechas. Después de descartar la idea de un abejorro mecánico, los ingenieros de la CIA crearon un prototipo de libélula. Apodado el Insectothopter, fue el primer vehículo aéreo no tripulado (UAV) del tamaño de un insecto. En condiciones ideales, tenía un alcance de 200 metros y un tiempo de vuelo de 60 segundos.
Se esperaba que los agentes de campo pudieran pilotar este insecto volador para que se aproximara a objetivos y usara los reflectores de los ojos para enfocar un micrófono láser (que detectaba el sonido a partir de la distorsión del rayo reflejado).
El sistema de propulsión del Insectothopter se basaba en un oscilador fluido en miniatura, que movía las alas hacia arriba y hacia abajo para imitar el vuelo de una libélula real.
Siguiendo el ejemplo de la naturaleza, los ingenieros de la CIA hicieron bien en elegir la libélula. Las libélulas son ágiles trapecistas, capaces de flotar, planear e incluso volar hacia atrás. Pueden girar 180 grados en tres aleteos. El cuerpo del Insectothopter de 6 centímetros de largo y con una envergadura de 9 cm estaba dentro del rango de las dimensiones reales de una libélula.
Además, las libélulas son nativas de todos los continentes excepto la Antártida, por lo que su presencia no sería llamativa.
Sin embargo, el insecto robot resultó ser demasiado frágil para poder usarse, ya que incluso las brisas más leves lo derribaban.