Los arquetípicos letreros el Lejano Oeste en los que ponía Wanted bajo un retrato robot han pasado a la historia. Posteriormente, las primeras manifestaciones de la biometría en la historia se remontan a la China del siglo XIV. Según Joao de Barros, explorador y escritor, los comerciantes chinos estampaban las impresiones y las huellas de la palma de las manos de los niños en papel con tinta.
En Occidente habríamos de esperar hasta 1883, cuando Alphonse Bertillon, jefe del departamento fotográfico de la policía de París, desarrolló un sistema para indentificar criminales midiendo ciertas longitudes y anchuras de la cabeza y del cuerpo, así como registrando marcas individuales como tatuajes y cicatrices.
En las películas de espías, ya todos hemos visto aquella escena en la que un agente secreto llega a su base de operaciones. Entonces, para obtener la entrada, el agente debe dejarse escanear las huellas digitales y, si realmente las instalaciones son top secret, es probable que también se escaneé el iris (que es único en cada persona).
Ahora, en un capítulo de CSI, no es extraño ver cómo a un individuo se le identifica con lo último en sistemas biométricos: mediante el oído (el sonido que penetra en la oreja y su retorno son únicos, pues cada uno de nosotros tenemos una estructura diferente del oído interno); mediante el olor (cada persona desprende un olor corporal distinto); mediante las rodillas (es incluso más fiable que las huellas dactilares); o mediante ADN.
Lo que nunca se ha visto en ninguna película, serie o cualquier otra obra de ficción es que el sistema de identificación empleado surja de un videojuego. La consola Wii (ésa en la que, después de media hora de juego, terminas con tendinitis) posee una herramienta de software para crear un avatar con el rostro que tú quieras.
Dibujarse a uno mismo con este sistema es realmente muy fácil y el parecido puede llegar a ser asombroso, según la pericia del usuario. Basta con escoger, entre un amplio abanico de opciones, unos ojos, una nariz y demás, y en pocos minutos puedes tener tu autorretrato.
Las autoridades japonesas han tomado buena nota y ahora, gracias a esta popular característica de la Wii, han llenado las calles de Mii´s (que así se llaman los avatares) que tienen los rostros virtuales de los malhechores. El primero fue colgado en el distrito de Kanagawa y corresponde a un tipo que huyó de un accidente de tráfico, al que incluso le han añadido unas gafas muy modernas como las que, según los testigos oculares, llevaba el infractor.
Sinceramente, debido al aspecto que otorga la Wii a su rostro más bien parece el protagonista de alguna historieta manga. Pero de igual forma, si queréis pasear por un barrio que parece transportado a un futuro donde los más buscados tienen aspecto de muñeco virtual de dibujos animados, corred raudos hacia el distrito de Kanagawa.
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