A menudo hemos abordado los aspectos positivos del micromecenazgo de Kickstarter, hasta el punto de que algunos proyectos han superado a sus homólogos concebidos por grandes compañías (como el caso del reloj de Sony).
En el campo del rodaje de documentales, Kickstarter también se ha convertido en un fértil productor de los mismos. Sin embargo, no todos son ventajas bajo este modelo, es decir, el de la financiación del arte en general.
Financiado arte
A menudo las subvenciones al cine han sido duramente criticadas porque tienden a favorecer el amiguismo o determinado tipo de cine, más enfocado en contentar determinadas elites culturales antes que a la población general. En ese sentido, Kickstarter parece invocar la democratización de la financiación del arte.
Es decir, gracias a Kickstarter se financiarán los proyectos que realmente interesen al pueblo, lo que constituye una liberación, incluso una revolución. Pero a juicio del académico danés Ejbye Sorensen, que ha estudiado los efectos del financiación colectiva de documentales parangonada con la producción de cadenas de televisión como BBC, ITV o Channel 4, esto no siempre es así.
Lo que propicia este tipo de financiación colectiva, al parecer, es un tipo de documental muy concreto, tal y como denuncia Evgeny Morozov en su libro La locura del solucionismo tecnológico:
En su mayoría, serán películas temáticas e impulsadas por campañas de difusión, en la línea de Super Engórdame (más conocida por su título en inglés, Super Size Me) o Una verdad incómoda. Sus directores abogan por el cambio social y aprovechan a un público comprometido que comparte la agenda activista del documental.
Dada esta situación, es probable que un documental que explore las causas de la Primera Guerra Mundial reciba menos financiación que uno que estudie las causas del cambio climático. Además, algunos enfoques requiere un tipo de investigación que puede acarrear costes legales que no son asumibles por el creador:
Digamos que se está haciendo un documental que incluye una investigación secreta sobre la industria petrolera. Si la persona tiene el respaldo de los abogados de la BBC, asumirá más riesgos que si depende del financiamiento colectivo. Pero si la plataforma que elige es Kickstarter, quizás abandone por completo la idea de involucrarse en escabrosas cuestiones legales.