No nos engañemos: todos hemos tenido profesores que nos tienen manía. Otros profesores se someten a largas jornadas de trabajo y, cuando ya llevan decenas de exámenes corregidos, entonces son más laxos y/o veleidosos a la hora de evaluarlos. Los profesores también son personas, y son víctimas de toda clase de sesgos cognitivos.
Segunda idea: Wikipedia está editada por miles de personas aficionadas que se vigilan unas a otras y han logrado que su enciclopedia tenga un rango de errores porcentual similar al epítome de la enciclopedia profesional, la Británica. Ahora imaginemos esto extrapolado al mundo de la educación y, más concretamente, de la evaluación de los alumnos.
Imaginemos que son los propios alumnos los que se evalúan entre sí empleando una arquitectura tipo Wikipedia. La idea resulta chocante (como lo fue en su día Wikipedia), pero ha ido ganando aceptación entre la comunidad académica.
Mitchell Duneier, profesor de la Universidad de Princeton, que imparte un curso de introducción a la sociología en Coursera, hizo un experimento para saber si había diferencia entre las calificaciones de los profesores y las calificaciones del alumnado. Tal y como explica Jeremy Rifkin en su libro La sociedad del coste marginal cero:
Para ello, él y sus ayudantes calificaron miles de exámenes parciales y finales y cuando compararon sus calificaciones hechas por los estudiantes encontraron que la correlación era de 0,88. La calificación media dada por los estudiantes fue de 16,94 sobre un máximo de 24, y la puntuación media dad por los profesores fue muy parecida: 15,64.
Ahora imaginemos un futuro académico en el que los exámenes son evaluados por máquinas, tal y como sucede con un videojuego. Y que las preguntas o temas que no pueden ser evaluadas por máquinas las evalúan alumnos, incluso alumnos que no están en las mismas clases que el evaluado. Que evaluar exámenes de otras personas fuera parte del aprendizaje. Al igual que ya hay asignaturas en algunos institutos que consisten en editar entradas de la Wikipedia.
Es algo que ya han empezado a hacer desde Coursera, una universidad en la red fundada por Andrew Ng y Daphne Koller. Mientras que otras iniciativas similares como Udacity crean sus propios cursos, los fundadores de Coursera han seguida otra estrategia y han reunido algunas de las principales instituciones académicas en un consorcio para ofrecer un currículo completo impartido por algunos de los mejores profesores del mundo.
Para empezar, los fundadores de Coursera obtuvieron la colaboración de las universidades de Pensilvania, Stanford, Princeton y Michigan, una colaboración que dio un gran peso académico a su proyecto. A Coursera le siguió ddx, un consorcio sin fines lucrativos creado por Harvard y el MIT. En el momento de escribir estas líneas, Coursera cuenta con la colaboración de 97 universidades y ddx colabora con más de treinta.
Los MOOC (Massive Open Online Courses, cursos abiertos y masivos por Internet), pues, no solo están democratizando el conocimiento, sino que podrían empezar a democratizar la evaluación de los conocimientos, hasta que sea un sistema más justo y estandarizado.
Imágenes | Pixabay
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