Puestos a imaginar hazañas imposibles, no puedo olvidarme de los cálculos que leí en la edición de octubre de 2008 de la revista Popular Science sobre lo que se tardaría en cubrir un año luz de distancia (o sea, los kilómetros que recorre la luz en un año) yendo simplemente a pie.
Para recorrer esos 9,4 billones de kilómetros debería haber comenzado a andar, más o menos, cuando aparecieron los primeros dinosaurios en la Tierra, basándome en la premisa de que avanzaría un kilómetro y medio cada 20 minutos.
Como un adulto medio consume 50 calorías por cada 1,6 kilómetros caminados, también debería llevar conmigo dos billones de barritas energéticas, y 11.800 deportivas, pues un par de ellas aguantan unos 800 kilómetros de uso. Yo no estaba preparado aún ni para recorrer la milmillonésima fracción de segundo luz. Y qué pereza pensar que la estrella más cercana a la Tierra, Próxima Centauro, está a 4,22 años luz.
Mientras salgo a correr cada mañana, también me viene a la cabeza la historia de James F. Fixx. Un neoyorquino que fue el responsable de que el footing se pusiera de moda en todo el mundo.
De joven, Fixx era empleado en una gasolinera, pero no tardó en entrar en Mensa (un club para superdotados o personas con elevados cocientes de inteligencia) y convertirse en editor y redactor de numerosas revistas de prestigio como Life o Playboy. También escribió algunos libros, sobre todo recopilaciones de juegos de lógica, como Games for the Super-Intelligent. Pero su mayor obsesión fue el ejercicio físico, sobre todo correr.
Fixx empezó a correr a los 35 años, cuando pesaba casi 100 kilos y fumaba unos dos paquetes de tabaco al día. Perdió 30 kilos, dejó de fumar y escribió un libro sobre la hazaña, Complete Book of Running, que estuvo 11 semanas en el número uno de la lista de los libros más vendidos, convirtiéndole en un hombre rico y popular. A partir de entonces, todo el mundo empezó a imitarle, seducido por las bondades del footing.
Central Park ya no volvería a ser lo mismo, ni por sus corredores ni por las cintas de toalla para el pelo para que el sudor no te entrara en los ojos. Sin embargo, un día cualquiera, después de su sesión maratoniana diaria, Fixx murió de un ataque al corazón. Una ironía parecida a la que se dio en el caso de Allen Carr, autor del bestseller mundial Es fácil dejar de fumar si sabes cómo: falleció de cáncer de pulmón.
Pero fuera los malos pensamientos y sigamos saliendo a correr cada día. Bien, una vez conseguido, ¿qué es lo que ocurre en el cuerpo a medida que salimos a correr? Lo descubriréis en la próxima entrega (y última) de esta serie de artículos sobre el ejercicio físico.
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