Como ya hemos comentado en diversas ocasiones en Xataka Ciencia, el modo en que se presenta la comida puede incidir en que comamos más o menos, incluso en detalles como el tamaño del recipiente.
Si bebes algo con azúcar, entonces visualmente te cundirá más si el vaso es alto y delgado que ancho y chato. Beberás un 25-30% menos. Brian Wansink comprobó que las señales visuales pueden engañarnos a consumir más o menos. En sus estudios en la Universidad de Cornell encontró todo tipo de personas consumieron más en un vaso corto y ancho, incluso los camareros con experiencia. Lo mismo que sucedía con los vasos, ocurre con los platos. Reducir el tamaño del plato o tazón puede disminuir nuestra ingesta de 100 a 200 calorías al día.
Y a la hora de comer, sobre todo en el contexto de un restaurante, comeremos también menos si usamos tenedores grandes. Al menos según el estudio publicado en la revista Journal of Consumer Research por parte de científicos de la Universidad de Utah, que sugiere que llevarnos bocados más grandes a la boca implica comer menos.
Ya os podéis imaginar el experimento que realizaro los investigadores para llegar a tal conclusión: invitaron a 60 estudiantes de licenciatura a sentarse en un restaurante italiano, unos usaron tenedores grandes y otros, tenedores pequeños, y examinaron los resultados.
Según los responsables del estudio:
La respuesta fisiológica de la sensación de saciedad llega con un retraso de tiempo. En su ausencia, las personas se centran en la señal visual para evaluar el progreso objetivo del plato.
Al comer con un tenedor pequeño, cada bocado apenas hace mella en el plato. Pero con grandes tenedores, cada bocado marca un progreso mensurable en el consumo de la comida. Y eso contribuye psicológicamente a que pensemos que hemos comido mucho.
Así que usad tenedores grandes en los restaurantes, sobre todo si atendenmos a que la superficie de un medio plato es hasta un 36 por ciento más que en 1960.
Vía | Good Lifestyle
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