La cantidad de azúcar en el chocolate se está reduciendo, las bebidas azucaradas están sujetas a impuestos y nuestra ingesta de azúcar diaria recomendada se ha reducido a la mitad.
Pero la batalla contra el azúcar podría haber comenzado antes si la industria no hubiera guardado secretos para proteger sus intereses comerciales, según los nuevos hallazgos.
Una lucha similar a la del tabaco
Hace tiempo ya hablámos cómo la industria del tabaco había puesto trabas a la invetigación sobre los efectos de su consumo en la salud humana. Una dinámica parecida parece haber sucedido con la industria del azúcar.
Y es que en 1967, cuando los científicos ya planteaban el vínculo entre el consumo de azúcar y el aumento del riesgo de enfermedad cardíaca, la Fundación Internacional de Investigación del Azúcar (ISRF) retenía los hallazgos de que las ratas alimentadas con una dieta alta en azúcar tenían niveles más altos de triglicéridos que aquellos alimentados con almidón. La fundación, al advertir lo que suponían esos resultados, dejó de financiar el proyecto.
Cristin Kearns, uno de los investigadores que analizaron los documentos de ISRF, señala:
La investigación de ISRF fue diseñada para arrojar dudas sobre la importancia de los triglicéridos elevados en la sangre como un factor de riesgo de enfermedad cardíaca. Ahora se acepta comúnmente que los triglicéridos son un factor de riesgo, pero esto fue controvertido durante décadas. Creo que la comunidad científica habría llegado a un consenso sobre que los triglicéridos elevados serían un factor de riesgo para la enfermedad cardíaca mucho antes si la investigación se hubiera publicado.
Por si fuera poco, un año después, la Fundación financió el Proyecto 259, que investigaba los efectos del consumo de sacarosa en el tracto intestinal de las ratas. Se encontró un posible vínculo entre el consumo de azúcar y un mayor riesgo de cáncer de vejiga, pero el ISRF abortó la financiación del proyecto antes de que los experimentos finalizaran, a pesar de que el estudio ya había durado 27 meses y solo requería tres meses más de trabajo.
El estudio, según argumentan los investigadores en su nuevo análisis, publicado en la revista Plos Biology, podría haber tenido implicaciones para los humanos, e indica cómo ISRF restó importancia al papel del azúcar en las enfermedades cardiovasculares debido a intereses comerciales.
El problema podría ser mucho más grave que los dos estudios ISRF que los investigadores han analizado. Los investigadores concluyen que los debates que ahora tenemos sobre los efectos del azúcar en nuestra salud están potencialmente arraigados en seis décadas de manipulación de la evidencia científica por parte de la industria azucarera.
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