Ya sabíamos que la glucosa incrementa la producción de insulina, y que un buen sustituto para evitar esto era la fructosa (o levulosa).
Ahora este edulcorante, un monosacárido que siempre ha estado ligado a efectos dietéticos beneficiosos y se emplea generalmente en refrescos, ha resultado no ser tan sano como parecía.
Según investigaciones del Centro de Investigación Biomédica en Red-Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición (CIBERonb), el consumo abusivo de bebidas endulzadas con fructosa puede provocar sobrepeso y otras alternaciones metabólicas.
Al menos es lo que ocurre en investigaciones en animales.
El organismo desarrolla una resistencia a la leptina, hormona que regula el nivel de lípidos en sangre. El coordinador de las investigaciones, Miguel Ángel Martínez Olmos asegura:
Esto repercutiría en la acumulación energética en forma de grasa que aceleraría la aparición de obesidad.
Además, este efecto es más acusado en líquidos que en sólidos. La fructosa que contienen 2 litros de bebida refrescante azucarada equivaldría a la de 20 litros de zumo de fruta natural.
Vía | Yahoo
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