Investigadores de la universidad McMaster en Ontario ya entrevistaron y analizaron muestras de 135.000 personas en 18 países durante más de siete años para concluir que no había relación entre grasas y problemas cardiovasculares en 2017.
Un macroestudio publicado en The Lancet al que ahora hemos de sumar algo todavía más ambicioso: un mataanálisis que no encuentra relación entre el consumo de grasas y problemas cardiovasculares, excepto cuando se trata de grasas trans. El consumo de ácidos grasos poliinsaturados, de hecho, se asocia a un efecto protector.
Grasas trans
Las grasas saturadas no obstruyen las arterias y, por lo tanto, causan enfermedades coronarias: las cosas son más complicadas. De hecho, si queremos evitar problemas cardiovasculares, es preferible acentuar la importancia de comer alimentos con grasas saludables (frutos secos, el aceite de oliva virgen extra, las verduras y el pescado graso), realizar una enérgica caminata diaria y reducir al mínimo el estrés.
Reemplazar los carbohidratos refinados con alimentos saludables altos en grasa permite reducir el colesterol total de lipoproteína de alta densidad (HDL), que es el mejor predictor de riesgo de enfermedad cardiovascular, en lugar de la lipoproteína de baja densidad (LDL).
En el metaanálisis citado, la estrategia de búsqueda recuperó 110 704 artículos: 33 131 de Pubmed, 72 398 de Embase y 5 175 de la biblioteca Cochrane. Después de eliminar 21 411 artículos duplicados, se evaluaron 89 293 artículos. Entre ellos, se excluyeron 89 114 artículos después de revisar resúmenes y títulos, quedando 179 artículos para revisión de texto completo. Solo las grasas trans presentaban un mayor riesgo de problemas cardiovasculares.
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