Todavía recuerdo con claridad el primer artículo que se comercializó en la primera teletienda emitida por la televisión española. Se llamaba Pump and seal y era una especie de bomba que, en vez de hinchar, deshinchaba, sellando así al vacío cualquier producto. El visionado del sellador doméstico más rápido del momento era de veras hipnótico.
Sin embargo, en la televisión estadounidense ya llevaban muchos años vendiendo por televisión cachivaches como el Pump and Seal. Posiblemente el Veg-O-Matic fue el más importante.
Este robot de cocina inventado por S. J. Popeil irrumpió en el mercado en 1960. Consistía en una serie de cuchillas muy delgadas que se ensartaban como cuerdas de guitarra a través de dos anillos metálicos recubiertos de teflón que se fabricaban con 364 Alcoa, un aluminio especial.
Cuando los anillos se alineaban uno sobre otros para que las láminas estuvieran en paralelo, una patata o una cebolla que pasara por allí salía en rebanadas perfectas. Pero si se giraba el anillo superior, las láminas formaban una malla, y la patata o la cebolla en cuestión salía hecha dados. Los anillos venían montados en un elegante engranaje de plástico, con un émbolo para empujar las verduras a través de las cuchillas.
Técnicamente era un robot de cocina tan avanzado que incluso el método de forja de sus láminas, capaces de resistir la dureza de las patatas, mereció una patente estadounidense.
En un solo minuto, según los cálculos de los hermanos Popeil, podía producir 120 rebanadas de huevo duro, 300 rodajas de pepino, 1.150 patatas para freír o 3.000 dados de cebolla. Podía hacer en pocos minutos lo que con un cuchillo costaba todo el día.
Es decir, que estábamos hablando de un aparato de cocina demasiado revolucionario. Un producto tan extraño y complejo, con tantas aplicaciones diferentes, que debía explicarse pormenorizadamente a las amas de casa. Y debía hacerse masivamente, no de casa en casa o en grupos pequeños. Por eso Ron Popeil entendió que debía mostrarse su funcionamiento por televisión.
En el verano de 1964, por unos 500 dólares rodaron un anuncio de 2 minutos del Veg-O-Matic. El precio al por mayor del Veg-O-Matic era de 3,42 dólares. Al público se vendían por 9,95. A las tiendas, a 7,46 dólares.
No era la primera vez que se vendía un aparato de cocina por televisión, pero no de la forma en que se vendería éste. Porque Ron Popeil era un consumado vendedor ambulante y conocía todas las teclas que debía apretar; sin contar que aquella picadora-rebanadora era asombrosa para la época.
El éxito fue arrollador.
¿Por qué el Veg-O-Matic se vendió tan bien? Indudablemente los estadounidenses estaban impacientes por que les ofrecieran un sistema mejor para cortar verdura. Pero había algo más: el Veg-O-Matic representaba un matrimonio perfecto entre el medio (la televisión) y el mensaje (el artefacto). (…) No había botones que pulsar ni ninguna complicada maquinaria con pinta de ir a estropearse a las primeras de cambio: el Veg-O-Matic se explicaba en dos minutos, disipando el habitual miedo a una tecnología nueva, que tantas veces intimida o desalienta.
No os perdáis el video, os recordará mucho a los videos de la Iniciativa Dharma.
Vía | Lo que vio el perro de Malcolm Gladwell
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