Dormir bien es una necesidad que afecta a nuestra salud de una manera muy importante. Dormir poco y mal aumenta el riesgo cardiovascular y de padecer alzheimer, entre otras enfermedades. ¿Y qué papel juega nuestra alimentación en todo esto?
Aunque no es el aspecto más decisivo a la hora de ir a dormir, una dieta puede ayudar a potenciar un sueño reparador o hacer justo lo contrario. Hoy hablamos de algunos alimentos que pueden ayudarnos a controlar la calidad de nuestro sueño.
¿Por qué importa tanto la higiene del sueño?
Llamamos higiene del sueño a una serie de medidas y prácticas que nos ayudan a descansar mejor. Aprovechar las luces cálidas, relajarnos media hora antes de ir a dormir, contar con la temperatura perfecta... son pequeños trucos que nos ayudan a dormir mejor. ¿Y por qué es importante contar con una buena higiene del sueño?
La Organización Mundial de la Salud afirma que el sueño es necesario para pensar con claridad, mantener los reflejos y tomar decisiones. Reducir una sola hora de sueño de nuestras necesidades puede dificultar la concentración y facilita la toma de decisiones incorrectas y la asunción de riesgos. Por otro lado, podemos dormir durante muchas horas sin que el sueño sea de calidad.
En tal caso, se pueden sufrir los mismos problemas. Por el contrario, dormir el tiempo necesario y de forma profunda y adecuada ayuda a nuestro cuerpo a reforzar el sistema neuronal, a reducir las enfermedades del corazón y el riesgo de diabetes, a mejorar la acción del sistema inmune y un sinfín más de beneficios.
Visto todo esto, queda clara la importancia de dormir adecuadamente y, por relación, la de la higiene del sueño que asegura esta posibilidad. Entre las buenas prácticas que aseguran el sueño, además de las anteriores, están algunas recomendaciones nutricionales. Insistimos en que estas no alcanzan normalmente la importancia de unas buenas costumbres antes de dormir, pero no está de mal tratar de aprovecharse de estos conocimientos.
Los alimentos que no deben quitarte el sueño
¿El café de la tarde no te deja dormir? Es posible. Hay personas a las que la cafeína, incluso en dosis muy pequeñas, les provoca una reacción hipersensible. El resultado es una intoxicación aguda que se manifiesta con insomnio, nerviosismo, excitación exacerbada, la cara rojiza, un aumento de la diuresis y problemas gastrointestinales, entre otros.
Aunque no padezcamos de hipersensibilidad, debido a su naturaleza molecular, la cafeína es una de esas sustancias que es mejor apartar de nuestra dieta si estamos teniendo problemas para dormir. Es esencial no tomar nada hasta cuatro horas antes de ir a la cama, en el mejor de los casos. O no tomara nada a secas. Y cuando decimos cafeína no nos referimos solo a café.
Encontramos cafeína en otras bebidas como el té y el mate. También en frutas como el guaraná. También puede encontrarse en el cacao. Y es que la cafeína está presente en muchos vegetales. Por otro lado, también es importante eliminar el alcohol en las horas cercanas a la noche (o cuando vayamos a dormir). Esta sustancia acorta el periodo de sueño y reduce su calidad ya que tiene efectos muy negativos a nivel neuronal.
Los alimentos muy grasos también impiden un buen descanso, especialmente si son de mala calidad, lo que puede afectar a nuestro metabolismo. Así lo han comprobado varios estudios al respecto. Aunque no hay tanto problema con los glúcidos, como veremos más adelante, los azúcares libres también son un problema a la hora de ir a la cama, así que es mejor evitar bebidas azucaras y dulces antes de acostarnos.
Alimentos para reducir el insomnio
Si hay alimentos que ponen trabas al descanso, ¿existen aquellos que nos ayudan a mejorarlo? Según diversas investigaciones, el plátano, por ejemplo, favorece la producción de melatonina, la hormona encargada de señalar la hora de dormir, y serotonina, un neurotransmisor que favorece la relajación influenciando positivamente el sueño.
Las nueces son también una fuente de diversas sustancias, entre las que se encuentran el magnesio, un micronutriente neuromodulador, precursores de la serotonina y melatonina. Añadirlas a la dieta de manera regular es un punto a favor del descanso. También existen evidencias, aunque limitadas, que relacionan el consumo de kiwi con una mayor duración y calidad del sueño en adultos.
La leche, famosa por ser una buena "pastilla para dormir" ha sido relacionada en varias ocasiones, especialmente en personas mayores, con una mayor cantidad y calidad de sueño. En general, una dieta más rica en proteínas ayuda a conciliar el sueño mejor que una rica en grasas. Esto también lo vemos al hablar de glúcidos.
La ingesta de glúcidos (hidratos de carbono), si no son azúcares libres, puede resultar beneficiosa para el descanso. Según se ha observado, pueden actuar en nuestro cerebro de manera similar al triptófano y, así, su consumo parece ser favorable al momento de lograr un sueño de calidad.
Además de lo anterior, hay que aclarar que mantener una dieta saludable y unos buenos hábitos ayudan a mejorar la calidad del sueño. Especialmente la actividad física, la cuál se muestra como una forma especialmente eficaz de promover un sueño de calidad. Así que es bueno apoyarnos en una dieta adecuada pero sin olvidarnos que el ejercicio físico es, probablemente, el mejor de nuestros aliados a la hora de ir a la cama.
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